[…] Nuestra efímera libertad como provincia, la del Bierzo —entonces escrito Vierzo—, fue fruto del Trienio Liberal, tras el pronunciamiento de Riego, que obligó a Fernando VII, el Cenutrio, a jurar la Constitución de Cádiz. Fue, por tanto, una provincia liberal, masónica, progresista, la única del Noroeste —junto con Galicia— que en 1823 se mantuvo fiel a la Constitución, tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis, que restauró el Absolutismo. La depuración que hizo el Cenutrio al comienzo de su Década Ominosa incluyó la suspensión inmediata de la provincia del Vierzo, entre otras medidas, como la cárcel o el exilio para la inmensa mayoría de los científicos e intelectuales ilustrados; y la creación de las Junta de Fe, sucedáneo de la Inquisición.
Dicho de otro modo: nuestros tatarabuelos fueron provincia con personalidad propia gracias a un gobierno liberal y progresista —un verdadero gobierno bolivariano, pues entonces Simón Bolívar sí era el perejil de todas las salsas—; un destello de luz en el oscuro túnel del feudalismo que conduce desde los Reyes Católicos hasta la Constitución del 78. Cinco siglos colonizados y un año en libertad provincial.
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«Sigue que vas bien», crónica de David Rubio.
Portada: Mapa de la provincia del Vierzo, cartografiado por Tomás López en 1786.