Ha pasado un año desde que el 28 de febrero de 2013, en un tenso consejo de administración en Chapela, alguien dio una patada en la mesa y Pescanova saltó por los aires poniendo en almoneda una de las primeras empresas, presuntamente gallega, cientos de puestos de trabajo y los higadillos de la Marca España.
Un año en el que hemos sabido del saqueo en Pescanova durante años por una cúpula trapacera, aficionada a la estafa piramidal, a la que parece también se apunta el Banco Pastor; hemos ido sabiendo de redes de evasión, de mentiras a la banca, a la CNMV, a los accionistas, a la sociedad, a todo el mundo; de falsos gallegos ilustres con cuentas ocultas en Panamá y otros paraísos fiscales.
Hemos sabido también que el asunto no interesa lo más mínimo a los dos grandes partidos: PP y PSOE no han movido un dedo, diríase que tienen un pacto de silencio como en la Pokemon; BNG y AGE han sido más bien tímidos: ninguna acción popular, poca condena o reproche a los saqueadores, ni un solo debate en el pleno del Parlamento Galego o en el Ayuntamiento de Vigo. Convendría saber si algunos callan por razones inconfesables, como los que se hacían fotos en el Club Iñás de Méndez en los tiempos gloriosos de Caixa Galicia, pero el silencio es cómplice.
Lo iremos sabiendo porque, como diría Larra, en Pescanova todo el año era carnaval y están cayendo una tras otra las máscaras. Pescanova era el mundo al revés y la Justicia ha querido que algunas caretas caigan el próximo lunes de carnaval. Antes de las 15 h. del 3 de marzo sabremos si la banca presenta ante el Juzgado Mercantil de Pontevedra una “propuesta de convenio”. Con Damm o con el exministro de Aznar, Serra, al frente de Blue Crest, Knight Head, Dupont, Scoggin Capital y J. Goldman, un pool extranjero que, por seguir con el esperpento y el insulto a la ciudadanía, “garantiza la galleguidade de Pescanova”, ¡y Feijóo sin dimitir…!
Se perfila un acuerdo de mínimos, la banca al timón de momento, controlando la mayoría y al consejero-delegado, una quita del 70%, que sigue siendo un disparate a pagar por todos, y un desguace programado, quedándose el mejor postor con la chicha, reduciendo personal en Vigo y alrededores, trasladando centros de decisión, etc. En fin, una voladura controlada para no llamarle lo que es: una liquidación.
Pero este lunes de carnaval no caerán todas las máscaras: no caerá aún la del presidente del consejo, Urgoiti, colocado ahí por Damm y afectado por un grave conflicto de interés que bordea el presunto delito: el despacho Cremades, que representa a Cartesian (5% de la sociedad), lo ha denunciado ante el Juez pidiendo una junta extraordinaria de accionistas en la que se prohíba el voto a los incursos en conflicto de interés, como ya se hizo en Iberdrola y casos similares.
Toda decisión pasa por esa junta de accionistas, donde Damm representa apenas el 6,2% según la CNMV. Media docena de accionistas (Cartesian, Damm, Sousa, Nievas, Paz Andrade, Masaveu) suman un 36%, muy dividido en posición e intereses: hay un 63% de la propiedad de Pescanova (los minoritarios, agrupados en varios despachos) a la que todavía nadie ha preguntado su opinión. Antes o después el juez tendrá que escucharlos: el calendario está en marcha y es probable que la junta se celebre en marzo. Quizás entonces caigan las últimas máscaras y en Pescanova se acabe el carnaval. Ya estaremos en Semana Santa y el Parlamento Gallego y la Xunta seguirán en la procesión dos caladiños.
@ValentinCarrera
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Foto: El Ideal gallego
Faro de Vigo