Más de veinte exposiciones, una por año, al ritmo sostenido y sostenible que hacen de Anxo Cabada un fotógrafo ecológico, de su mano nos llega ahora la colección “Vilagrafías” [Casa das Palabras, playa de Samil, Vigo, hasta el 11 de septiembre], tomando el pulso a la vida cotidiana de villas y ciudades gallegas, cabeceras de comarca melancólicas, venidas a menos, con sus liceos rancios, sus bancos vacíos de niños y sus calles angustiadas. “Na cidade vai escrita o que somos…” dice Manuel Forcadela en el pórtico del catálogo de la exposición, al cuidado de Alén Multimedia.
Antes de “Vilagrafías”, Anxo Cabada nos había compartido sus retratos del mar y la tierra, “Maregrafías” y “Terragrafías”, y los sueñossueñosson en “Materia de sombras”.
Con un estilo fotográfico propio –no desvela, sugiere; su blanco y negro recuerda a Inge Morath, un guiño de Virxilio Vieitez o un beso de Doisneau- Cabada va trabando una obra coherente. Los cuatro elementos: el agua del mar, la tierra, el aire… apuesto a que el próximo trabajo de Anxo será en torno al fuego. Hace tiempo que hablamos los dos de pasarnos al desnudo: él en la fotografía, yo en la literatura, pero nos ha faltado más el valor que el tiempo.
Recomiendo ver la exposición en directo y sosegadamente, pues son fotos de gran formato y los textos poéticos de María Xosé Queizán, Cáccamo, Xaime Toxo o Fran Alonso invitan a la lectura. Pero “Vilagrafías” puede visitarse también virtualmente: http://www.verbum.vigo.org/virtual/25Vilagrafias/vilagrafias.php
Os sugiero detener el tiempo en el poema de Eva Veiga, asomados al peirao de Pontedeume, la relectura berlinesa del claustro de Celanova, el casino de Sárria visto con ojos de carburo, la farmacia de Cunqueiro en Mondoñedo y el tómbolo de Fisterra, ese estrecho cordón umbilical que nos salva del mar de las tinieblas o nos sumerge en el fin del mundo.
Para bajar al círculo del fuego, desnudos como los hijos de la luz, tendremos que reencarnarnos en Dante y Virgilio, no importa quién lleve la cámara esta vez, quién el verso.