Hace más de cuarenta años los ecologistas ya defendíamos pequeños molinos eólicos para el autoconsumo; y se reían de nosotros: “Jaja, molinos de viento, como los del Quijote…”.
Cuando llenaron de aspas las crestas del Redondal y la Cruz de Ferro, en el Camino de Santiago, Bierzo Aire Limpio alzó su voz indignada, pero la agresión de la industria no ha dejado de crecer.
Don Quijote tenía razón: no son molinos, son gigantes descomunales que arrasan nuestros montes.
Por ello, el 16 de octubre miles de quijotes muy cuerdos nos manifestamos en Madrid para decir al Gobierno, a las eléctricas y a la sociedad: “Renovables sí, pero no así”.