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Desde que los practicantes pasaron a ser ATS, la estupidez se ha instalado en la jerga oficial de la mano de políticos y burócratas que comunican así su propia confusión mental. No hay camión de la basura, sino vehículo técnico recogedor de residuos sólidos urbanos, el guardia es un agente de movilidad, el paro sube decreciendo y un concejal chorizo es un imputado judicial con presunción de inocencia.

Dejemos en el pasado a los que ponían inyecciones; según el diccionario, practicante es el que practica. Pero, cuando la Iglesia empezó a perder fieles, inventó los “católicos no practicantes” (que al parecer son millones), concepto falso y tramposo: o sea que estoy divorciado, uso condón, aborto, no voy a misa, pero ustedes me cuentan como católico no practicante… ¡contabilidad creativa mejor que la de Pescanova!

¿Qué tomadura de pelo es esa? Si les digo que soy vegetariano y me ven comiendo un chuletón de buey sangrante, dirían:

—Oiga, ¿no era usted vegetariano?
—En efecto, pero soy un vegetariano no practicante. Adoro el botillo en la intimidad.

El invento es genial: un vago haciendo zapping en el sillón es un deportista no practicante; Artur Mas, un español no practicante; mi sobrino Pelayo, que no se come un rosco, follador no practicante, y así hasta el infinito y más allá.

Ahora estos tíos del PSOE que cada día están más turulatos han inventado el republicano no practicante: “Habla usted con un republicano convencido –dijo el conde-duque Rubalcaba votando a Felipe VI– pero comprenderá que no es el momento”. Llevamos ochenta años (40 de franquismo y 40 de borboneo) sin ver el momento adecuado, tutelados por los pastores del rebaño que son listísimos y hacen pactos secretos por nuestro bien.

Hay monarquías buenas y repúblicas malas; la solución no es la forma de estado sino tener gobernantes honrados y este cazador de elefantes que se va deja mucho que desear, como todos los Borbones. Mal ejemplo como rey y peor como persona, deja una reina cornuda, una familia corrupta y una corte de los milagros digna de Valle Inclán. Deja mucho que tapar: de ahí tanto empeño en meternos miedo, ponernos una venda y tutelarnos como a menores de edad.

Católicos no practicantes y socialistas republicanos no practicantes abrazan por igual la hipocresía palaciega. Pero, como diría Fraga rompiendo la carta de abdicación en diferido de Aznar, “ni tutelas ni tutías”.


La Nueva Crónica
, 8 de junio de 2014
Ilustración: La corona maloliente censurada a El Jueves desde Zarzuela, como en los viejos tiempos.
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