La semana pasada estuve en Ferrol: me trataron tan bien en el Club de Prensa, en el Ateneo, en la Sociedade Galega de Historia Natural y en Valdoviño, que quiero corresponder a su hospitalidad compartiendo esta galería, un poco casera, que hice paseando por el barrio de Canido: un hallazgo, una sorpresa, un espectáculo.
La comparto para animaros a visitar Canido, Ferrol y Valdoviño, claro, y con la promesa de volver a una ciudad ilustrada, modernista, amable hasta para aparcar, con cafés dignos de Viena, y por desgracia aún cerrada al mar.