por Ruy Vega. De la serie UNA PROVINCIA DE CINE, en La Nueva Crónica.
Valentín Carrera nos transportó durante tres episodios hacia puntos de un conocimiento profundo de ambas culturas, tan cercanas en concepto pero alejadas en kilómetros. Ahora nos empuja hacia los últimos pasos de este deseado camino iniciático queriendo ya no detenernos a un lado.
El viaje continúa. Hace solo unos días que comenzamos este fantástico caminar a través de los ojos de Hanan, esa pequeña que representa la unión irrompible de dos mundos únicos. Como muchos de los que comenzaron a ver este documental con los ojos del incrédulo el concepto inicial trastoca cada pensamiento, cada segundo de visualización de las imágenes grabadas entre Galicia y Marruecos, llevándonos a un punto de inmersión profunda en dos culturas que ahora ya veo más unidas que nunca.
Aquellas gentes que viajaron de norte a sur o aquellas que hicieron el camino inverso han unificado conceptos hasta el punto de convertir la distancia, en algunos aspectos, en tan solo algo anecdótico dentro de un concepto común. El camino nos detuvo anteriormente, tal cual se reflejó en estas mismas páginas, en tres paradas para poder ser observadas en profundidad. Paradas que nos hablaban, a través de los ojos de su protagonistas, de la inmigración, del hecho religioso o de las relaciones económicas. Ahora las paradas son otras tres. Ya las últimas del viaje.
Galicia, Marruecos… Tanto uno como otro son inigualables en este pequeño planeta que habitamos No hay duda, ninguna, de que gran parte de la riqueza de un pueblo reside y deriva de su artesanía y su música. No en vano, muchas culturas ahora olvidadas las conocemos a través de una artesanía que sobrevivió (o mejor dicho supervivió) durante siglos. Y así nos lo enseña este documental. Tanto Galicia como Marruecos son dos pueblos que aman profundamente sus costumbres y tradiciones y la música o la artesanía forman parte de ellas. Muchos de nosotros somos capaces de distinguir, en una mesa llena de distintas obras de lugares distantes, cuáles son gallegas o cuáles marroquíes. Seguro. Lo mismo podríamos decir de la música. ¿Quién no distinguiría música gallega o marroquí de, por ejemplo y yéndonos a un extremo, country norteamericano?
Y aquí tengo especial debilidad por los primeros. Creo que los lazos de la música tradicional gallega me envolvieron durante muchos años a través de grupos y festivales que ya guarda mi memoria con especial cariño al igual que lo hizo con muchos de los jóvenes de mi generación, de las anteriores y estoy seguro de que lo hará con las siguientes. Y es por ello por lo que el punto característico y único en ambos casos es muy particular, cuidado al extremo y fotografiado con maestría en esta parada del ya largo viaje sin retorno.
Como concepto y búsqueda de expresividad ambas culturas son únicas y una única. Antes del documental las creía lejanas, ahora ya siempre las veré como hermanas. La segunda parada de las tres últimas de este viaje nos lleva a la lucha por la igualdad de la mujer. Muchos de nosotros quizás creamos que la distancia de derechos que separan a las mujeres de uno y otro lado es casi infinita. Pero quizás no lo sea tanto. Preguntémonos en voz alta. ¿Tienen los mismos derechos las mujeres que los hombres a la hora de la práctica?, ¿tienen el mismo sueldo para un mismo trabajo?, ¿tienen la misma facilidad para acceder a determinadas posiciones dentro del mundo empresarial? No, lamentablemente no. Y no debería (no debe) ser así.
Afronté esta visita con los ojos del ingenuo creyendo a Galicia y a Marruecos como dos mundos lejanosLa desigualdad injusta se ha extendido desde que salimos de las cavernas hasta hoy. Y ahora traslademos estas preguntas tanto a uno como a otro lado del Mediterráneo, a Galicia o a Marruecos, porque podrían ser las mismas. Los ojos de Hanan así nos lo muestran en el quinto capítulo. Como también nos hablan de una lucha desigual que habiendo avanzado todavía existe una injusta distancia que recorrer respecto a los hombres, distancia que jamás debió existir. Y ya solo nos queda la última parada (¿para cuándo otros seis capítulos?). Y qué mejor que detenernos en lo hermoso, en lo que solemos recordar tras un viaje apetecible o buscado. Galicia, Marruecos…
Creo que todos estamos de acuerdo, y así nos lo ensañan los ojos de Hanan y Valentín Carrerra, en la belleza de ambos paisajes. Tanto uno como otro son inigualables en este pequeño planeta que habitamos. Paisajes adornados con una naturaleza inigualable en ambos casos. Diferentes pero irrepetibles. Mágicas visualmente. No cambies nunca Galicia, no permitas que la industrialización cambie tu paisaje, Marruecos. Y luego está el turismo. Galicia es turística. Creo que todos lo sabemos. Y más los leoneses. Hablando de mis propias experiencias, podría mencionar Coruña, Vigo, Santiago eterno, Grove, Sanxenso, Covas, Cebreiro… y una larga lista. ¿Y Marruecos? Miles de españoles han estado allí. Miles querrían volver. Miles quieren ir por primera vez. Turismo de intercambio cultural y enriquecimiento mutuo.
Y hasta aquí el viaje que Hanan nos ha brindado. La magia que nos muestra este documental es única. Afronté esta visita con los ojos del ingenuo creyendo a Galicia y a Marruecos como dos mundos tan lejanos como diferentes. Lo cierro con otra idea. Con otro concepto. El planeta Tierra, como comentaba en el artículo dedicado a los tres primeros capítulos, está interconectado. Las gentes que habitamos en él estamos unidas por una línea indivisible que nos junta a todos, y las acciones, tanto acertadas como equivocadas, que hacemos en un punto derivan en la repercusión oportuna en el otro. Hanan, muchas gracias por mostrármelo. Valentín, gracias por guardarlo en la memoria de 6 documentales que deberían ser imprescindibles en las escuelas.
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