La nueva furgoneta de Citroen tiene nombre de ametralladora alemana, K9, de modo que pensé titular esta última columna del año algo así como “La K9 dispara al corazón salarial”, pero no quiero ser injusto con Citroen, ni con la Xunta de Feijóo que se ha colgado la medalla de la buena noticia (¿por qué nunca nadie se cuelga los marrones de los miles de empresas que han cerrado en este año? El mismo Feijóo en Galicia podría ponerse varios cientos de medallas).
La buena nueva viene, como los niños, de París, donde PSA-Citroen anunció esta semana que en el año 2018 fabricará en Vigo el nuevo modelo K9, doscientas mil unidades al año y varios miles de puestos de trabajo, no tantos como ha dicho el Alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, que ha anunciado sin sensación de hacer el ridículo trabajo para los próximos cincuenta años.
¿Por qué Citroen, que deslocaliza sus fábricas en Francia, donde los sueldos son más caros, ha preferido Vigo a la factoría de Trnaba en Eslovaquia? Básicamente, por tres razones: 1ª) La factoría de Vigo ha hecho los deberes, tiene un Plan Director a la última (que no obstante, precisa fabricar un segundo coche para ser viable) y reúne todos los requisitos técnicos. 2ª) La Xunta de Galicia ha comprometido por escrito ayudas públicas que ya quisieran para sí otros muchos sectores industriales, o los miles de profesionales y autónomos que están cerrando o con el agua al cuello. Quiere decirse que unos tienen ayuda del árbitro y otros corren a la pata coja. Y 3ª) Citroen acaba de firmar en Vigo una congelación salarial –protestada por los sindicatos- para competir en costes… ¿con quién? ¿Con Trnaba, con los fabricantes de piezas y componentes que suministrarán a la factoría de Vigo desde Portugal y Marruecos, con el Tercer Mundo?
El modelo de la era de Plasma
Nos venden (quienes desde Alemania y Bruselas no se lo aplican a sí mismos) que la congelación y el recorte salarial son el único modo posible para “volver a la senda del crecimiento”. De momento han crecido, pero mucho, los beneficios de las grandes empresas (42.000 millones, 81% más que en 2013; y el paro de la era glacial de Plasma (el Rajoylítico) ya supera al de la era del Zapazeno.
Los ultraliberales que nos gobiernan están reindustrializando el país a base de incentivos públicos (sin las ayudas de la Xunta, sin el suelo municipal y sin otras zarandajas, Citroen hubiera cambiado su decisión), y a base de recortes salariales que en vez de acercarnos a Europa, nos alejan cada vez más y nos llevan a salarios tercermundistas que Cáritas y todas las ONG´s insisten en situar en el umbral de la pobreza.
Si Citroen, que es multinacional líder, marca la pauta de la congelación salarial, todos sus proveedores, todo el entorno industrial de la comarca de Vigo y Norte de Portugal, tiene que repercutirse la misma rebaja. Otros prefieren dejar de producir e importar juguetes o ajos directamente de China, que es el modelo semiesclavista que estamos copiando sin complejos. Vivimos, pues, ante un cambio de las reglas de juego en el mercado laboral, en el que en vez de deslocalizar las fábricas y producir en Marrocos, en Namibia o en Guatemala, como en el esquema colonial de Pescanova, en el de Inditex y otras, lo que hacemos es traer al Sur de Europa los salarios, los minijobs, los accidentes laborales y los demás costes sociales del Tercer Mundo.
En la lista de buenos propósitos para el Nuevo Año, sugiero que empecemos 2015 revisando las cuentas: ¿cuánto nos cuestan esos miles de puestos de trabajo low cost que va a crear la K9 en Vigo? ¿Cuánto nos cuesta directamente a las arcas públicas de la Xunta de Galicia, al Concello de Vigo y a todas las demás administraciones que pongan un euro público en el invento? ¿Cuánto nos cuesta indirectamente en costes sociales encubiertos?
En El Bierzo y Asturias, cada vez que se cierra una mina para “ahorrar”, se multiplica el gasto por el desastre social asociado al cierre (¿les hablo ahora que estamos en Navidad de familias rotas, alcoholismo, enfermedad, depresión, ludopatías y todas las secuelas que deja un cierre para ahorrar?). Esa factura que se ahorran las empresas con sus ERES salvajes, y las congelaciones salariales que ponen a millones de trabajadores al borde de la pobreza, acabamos por pagarla todos como sociedad en otra ventanilla: la del ambulatorio, la seguridad social, el juzgado de familia o la funeraria.
Lo siento: empecé a escribir queriendo desearles felices fiestas y próspero año 2015 y me ha salido mi más sentido pésame. Siento aguarles la fiesta, pero ese niño que viene de París con una K9 bajo el brazo no es el Niño Jesús.
@ValentinCarrera
Foto: Anxo Cabada
Ver en El Semanal Digital
Ver en MUNDIARIO