—Las fotografías de Robés y los testimonios salvados por Islada Ezkutatuak nos devuelven la memoria sanadora frente al olvido
Estos trabajos apasionantes me abrieron los poros, tomé conciencia del valor de la memoria oral, escrita, gráfica, tantas veces negado (y no en vano, sino programadamente negado). Como un hábito diario —lavarse los dientes o contemplar cada noche las estrellas—, como un alimento, he metabolizado el pan de la memoria, y todo cuanto leo, toco y observo contiene infinitos cajones sin abrir, manuscritos olvidados, retratos en sepia y oro, relatos al amor de la lumbre. Vivir la vida como un filandón.
(…) Sin el trabajo de Islada Ezkutatuak —gracias Mailu, por hacerme partícipe de vuestra memoria—, se hubieran perdido para siempre, como se han perdido ya tantos otros, los recuerdos de ese centenar de niños y niñas, que hoy rondan los ochenta o noventa años, a quienes en 1936 estalló una granada en la cabeza. Niños y niñas cuyo único delito fue tener un aita republicano, tal vez sindicalista; o una ama valiente y solidaria. A todos ellos la guerra les secuestró la vida, la voz y la memoria.
Nadie les devolverá la vida robada; sin embargo, las voces de la tierra de Robés y los testimonios de Islada Ezkutatuak nos devuelven a todos los objetores de conciencia la memoria sanadora frente al olvido: “Desobedece la muerte, Memoria, desobedece al silencio”.
Leer artículo en La Nueva Crónica.
ARMH: Las voces de la tierra.
Las voces de la tierra (editado por Alquibla y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) es un riguroso trabajo de arqueología fotográfica realizado con pico, pala y lágrimas por José A. Robés, cuya sensibilidad rescata del olvido cincuenta objetos con vida propia.
Blog del colectivo Islada Ezkutatuak (Lasarte-Oria).
Testimonios. Reflejos de un genocidio escondido, publicado por el colectivo Islada Ezkutatuak de Lasarte-Oria, también es desobediencia frente al olvido: la objeción de conciencia que se rebela contra la mentira de un genocidio negado.