―Podemos sobrevivir y ser felices sin una pierna o sin un ojo; pero no sin amor.
Desde mi propio dolor, pienso (o más bien, siento) que la única forma de ayudar al piratilla es confiar en los especialistas que lo están tratando con mimo; y mientras, nosotros, abrazar y mimar a su madre, para que vuelva a ser la niña alegre que guardaba besos en los calcetines; y decir a toda la familia angustiada que esta pesadilla pasará pronto, y que el bebé seguirá creciendo, y esta terrible experiencia será parte de su ADN, lo hará más fuerte y más sano y más consciente de lo verdaderamente importante: podemos sobrevivir y ser muy felices sin una pierna o sin un ojo; pero no sin amor.
La luz del corazón es la que nos permite ver en la selva oscura de la vida, y esa luz mágica no le faltará nunca a nuestro querido y valiente piratilla, Oliver.
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