Hay seres humanos normales, como diría Rajoy, y luego están los que en virtud de no se sabe bien qué cargo público, por elección o dedazo, se creen por encima de los demás y nos tratan a todos como tontos de capirote. Lo peor de lo que está ocurriendo no es la corrupción –intrínsecamente deplorable– sino esta permanente tomadura de pelo y desprecio a la ciudadanía y al sentido común.
Sale a la palestra el clon de César Luena (PSOE) y repite la consigna para hoy: los tres Reyes Magos de los ERE´s de Andalucía, Chaves, Griñán y Gaspar, son socialistas de pro, dignos del apoyo numantino de su partido, aunque crujan toda los pilares, gozan de presunción de inocencia y el PSOE hablará cuando hablen los tribunales. Como si el PSOE en vez de un partido político, con conducta política exigible ante los ciudadanos, fuera un despacho de abogados, modelo Quatrecasas.
Sale a la misma palestra, con distinto color, el troll de Dolores de Cospedal (PP) y repite su propia doctrina en diferido: Bárcenas, Rodrigo Rato, Blesa, Matas no son de los nuestros. Son manzanas podridas. Nuestro cesto está sano. Y además, mientras los tribunales no hablen, les asiste la presunción de inocencia, etc. etc.; otro despacho de abogados corruptos al servicio de lo que Maduro llamaría… [el libro de estilo de este blog no permite los insultos; ponga cada cual el suyo].
Sale a la oración de los viernes la comandante en jefe Soraya, recita la lección del Consejo de Ministros como una opositora a abogada del Estado, y luego dispara con lengua venenosa a todo lo que se mueve… enfrente.
Siempre es “…y tú más”, la brizna en el ojete ajeno. Ni una palabra de la viga que pesa sobre sus propios actos, los de sus respectivos partidos. Ni un gesto de autocrítica seria (excusas por lo bajinis, con la boca pequeña, de perfil, ese “si hay que disculparse por algo, me disculpo”). Las palabras de Griñán a la puerta del Tribunal Supremo son para enmarcar: “No creo que hubiera un gran plan pero sí un gran fraude”. Y las de Chaves, de olímpico desprecio a la realidad: “Los jueces dirán si hubo fraude y si fue grande o pequeño”, “tenía más de 200 directores generales… no los conozco a todos”. Pasaba por allí, ningún interventor cerca y no lo pude resistir…
Los despachos de abogados de gran prestigio, tipo Quatrecasas, en que se han convertido el PP y el PSOE, confían sus vidas y conductas, su responsabilidad política y la de sus militantes “a los jueces”, ganando tiempo atrincherados en un aforamiento repugnante por el abuso, cercano a la impunidad, que hacen de su condición de aforados.
No hay que tener profundos conocimientos jurídicos para explicarle a Chaves que sí hubo fraude en Andalucía y que fue grande. Para decirle a Griñán y a Gaspar, que sí hubo un “gran plan” (repasen las declaraciones del Interventor General de la Junta de Andalucía). Para decirle a Soraya y a Cospedal, a Montoro y Aguirre, que Rato y Bárcenas no solo son de los suyos, de la famiglia, sino que son auténticos “pata negra” del PP, a quienes muchos de los que circulan por Moncloa les deben favores y que saben mucho de algunos que ahora se ponen de perfil y silban con las manos en los bolsillos.
Los exabruptos de Maduro son insultos que no comparto ni quiero reproducir; las excrecencias verbales de Luena, Chaves, Griñán, Rato, Soraya, Cospedal y Aguirre son peores: son insultos a la inteligencia, desde su absoluto desprecio a los ciudadanos y al sentido común. ¿Hasta cuándo?
@ValentinCarrera
Viñeta original de Manel
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