Esta semana se celebra en Madrid un evento de alto nivel sobre “La contaminación del aire y su impacto en la salud”, con participación de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo; la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira; Julio Díaz, experto del Instituto de Salud Carlos III; y Xavier Basagaña, experto en contaminación atmosférica y salud de ISGlobal.
El evento es oportuno: también esta semana concluye, en Valladolid, el plazo de alegaciones públicas a la “Estrategia de Mejora de la Calidad del Aire de Castilla y León”, elaborada tarde, mal y arrastro por la Consejería de Fomento de Castilla y León.
El Estado y las Comunidades Autónomas llevan años lavándose las manos, como Pilatos tóxicos, ante la cruda realidad de la contaminación del aire, problema de salud pública que no deja de crecer y multiplicarse. El Instituto de Salud Carlos III ha cuantificado las muertes por envenenamiento respiratorio: 1800 muertes en España cada año solo por el ozono.
¿Cómo podemos seguir un solo día más sin una verdadera política de prevención, vigilancia y control de la Calidad del Aire? La conocida boina madrileña es una hidra de mil cabezas en otras muchas ciudades, o en polígonos y aglomeraciones industriales. El humo que respiramos es un peligro público al que nadie ha puesto todavía en busca y captura.
Les pondré un ejemplo concreto del desinterés y desidia —¿negligencia, tal vez prevaricación?— de nuestras administraciones en asunto tan tóxico. En enero de 2016, Ecologistas en Acción solicitó de distintas administraciones algo tan sencillo como cumplir la ley —la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de calidad del aire y protección de la atmósfera—, estableciendo los llamados Planes de Mejora de Calidad del Aire. Tal inusitada pretensión de los ecologistas (insisto, ¡cumplir la ley!) cayó en saco roto y produjo risas en algunos despachos. En los de Castilla y León, la Consejería de Fomento rechazó la petición de EeA por silencio administrativo y los responsables de garantizar la salubridad del aire hasta se permitieron atajos torticeros como cuestionar la legitimidad de la ong demandante y ese tipo de triquiñuelas.
Por suerte, esta vez la Justicia estuvo atenta y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León asestó un varapalo al consejero silencioso (Suárez Quiñones, a la sazón juez en excedencia, que acumula un amplio currículum de resoluciones suyas anuladas por sentencias firmes del TSJyC o del Supremo). Así, en la sentencia 3834/2018, el Tribunal Superior de Castilla y León anula las resoluciones de Fomento y ordena a la Junta disponer los Planes de Calidad del Aire a la mayor brevedad posible.
¿Cómo es posible que a estas alturas tóxicas haya una administración tan renuente y silenciosa, dispuesta a incumplir la ley? No es la única: “La negativa a elaborar los preceptivos Planes de Mejora de la Calidad del Aire en sus territorios por parte de una docena de autoridades autonómicas (Andalucía, Aragón, Illes Balears, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, País Valenciano, Extremadura, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Navarra y País Vasco, motivó la presentación en julio de 2016 de una denuncia contra el Reino de España ante la Comisión Europea, sumada a los procedimientos en ella abiertos por el incumplimiento de los valores límite de partículas PM10 y dióxido de nitrógeno (NO2)”, escribe Ecologistas en su Informe de Calidad del Aire 2017.
¡Madialeva! El propio Estado y unas cuantas Comunidades Autónomas, incumplidores de la Ley: conviene recordarlo en tiempos de leyes-estaca, conviene afear la conducta de ese silencioso desprecio a la calidad del aire que respiramos… ¿para proteger qué o a quién?
En el caso anterior, el juez metido a Consejero de Medio Ambiente ha sorteado la sentencia del TSJCyL de mala gana, a regañadientes, con un documento de Estrategia de Mejora de la Calidad del Aire que no cumple el contenido mínimo requerido por la Ley 34/2007. Un nuevo incumplimiento. El documento de la Junta es el típico informe de consultoría, 146 páginas de generalidades con muchos colorines, frío y sin alma, sin nervio político, sin sensibilidad humana. Habla de Calidad del Aire como quien maneja, paquí y pallá, papeles mojados de una trituradora a otra.
En esas estamos: primero se niegan a hacer los Planes, y cuando una sentencia lo ordena, cubren las apariencias. Hablar de calidad del aire sin perspectiva de salud integral, es una pantomima, pero la Consejería de Fomento de Castilla y León omite —cito de nuevo a Ecologistas en Acción— “cualquier objetivo, análisis o consideración sobre la repercusión sanitaria de la contaminación atmosférica”. ¿A qué juegan? Los ciudadanos necesitamos saber el valor acumulado en los pulmones de una generación. Y las índices de cánceres y enfermedades pulmonares directamente relacionados.
Estamos ante un cambio de paradigma ambiental, aunque muchas administraciones trumpistas no quieran enterarse. Dice el citado documento que la Red de Control del Aire de Castilla y León tiene 57 estaciones fijas, y se quedan tan panchos. Para un territorio de 94.000km2, toca a 1.649 km2 por estación, ¿no deberían estar algo más que preocupados?
Un territorio en el que no existen protocolos de actuación en caso de emergencia por alta contaminación. Ecologistas en Acción describe en su Informe 2017 estos hechos reales: “El 16 de octubre se registraron altísimos niveles de partículas en el noroeste de Castilla y Leon a consecuencia de una ola de incendios forestales. En las estaciones de control del Bierzo (Anllares, Hospital del Sil, Palacios del Sil, Susane, Carracedelo, Otero, Ponferrada y Toral de los Vados) se desbordó ese día el fondo de escala de los medidores de partículas PM10, establecido en 500 μg/m3, sin que se activara ningún protocolo de alerta en situaciones excepcionales de contaminación atmosférica del que inexplicablemente Castilla y Leon carece”.
Y así anda la cosa y la casa, manga por hombro, sin protocolos de alerta, con pocas estaciones que funcionan como los intermitentes de un coche (“ahora sí, ahora no”), con umbrales muy permisivos, sin vigilancia sanitaria histórica de la correlación aire tóxico/cáncer, y sin atender la voz de los ecologistas, que espero se escuche esta semana en el evento de alto nivel organizado por el Ministerio de Sanidad. ¡Arriba las ramas!
[Foto portada: Vigo desde Cangas durante la ola de incendios de 2017, foto Colón].
Para saber más:
— Junta de Castilla y León: Documento de Estrategia para la Mejora de la Calidad del Aire.
—Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León: Sentencia 3834/2018 Ecologistas en Acción contra JCyL.
—Ecologistas en Acción: Informe Calidad del Aire 2017 (pdf descargable).