[Recuperamos, por su actualidad en esta semana de campaña, este artículo sobre el laboratorio electoral de Galicia, antecedente directo de Podemos].
Si la pesadilla de la Troika desaparece en 2015, cobrará pleno sentido el título de un excelente libro que quiero recomendar a los lectores y lectoras de este blog: De Beiras a Podemos. A política galega nos tempos da Troika [PrazaPública-Meubook) del periodista lucense Anxo Lugilde, que acaba de merecer el prestigioso Premio Cora de Periodismo.
De Beiras a Podemos es el relato de la última legislatura, no solo en Galicia, sino en el conjunto del Estado, puesto que aunque el libro está en gallego –pero puede leerlo con facilidad cualquier madrileño acostumbrado a hablar catalán en la intimidad- lo que dice transita la columna vertebral de la política española desde 2012 a 2014, es decir “en aquellos terribles tiempos de la Troika” (¡qué bien suena en pasado!).
Para un lector habitual de historia contemporánea, lo más impactante del libro de Lugilde es cómo articula, documenta, reconstruye y relata hechos de anteayer que, vistos en perspectiva, parecen sacados de un capítulo de Cuéntame. Va todo tan aceleradamente rápido que los días acaban sin agotar sus 24 horas y los meses se devoran unos a otros. 2012 es la prehistoria: en 2012, un desconocido profesor de la Complutense, un tal Pablo Iglesias, vino a Galicia a trabajar en la campaña electoral de AGE, la coalición liderada por Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz que rompió todos los pronósticos, rebasó al nacionalismo clásico y a punto estuvo de dar el sorpasso a un PSOE (que continúa) zombi y autista.
Galicia, laboratorio electoral
Galicia fue en 2012 “el laboratorio electoral de la indignación”: apenas seis meses antes, el 15M había protagonizado una histórica acampada en el Obradoiro, que cogió a toda la casta con el pie cambiado. En aquel período del Neanderthal, un 23 de abril de 2013, Jiménez Losantos entrevistaba al muy desconocido Pablo Iglesias en Intereconomía para analizar, “como experto”, el movimiento Rodea el Congreso.
Galicia, que desde los Siete Magníficos de AP había sido “el campo de pruebas de la derecha española”, se convirtió en 2012 en el primer laboratorio de Podemos: el éxito de AGE (de 0 a 100 en diez segundos, como un Ferrari) no se explica sin Pablo Iglesias, “asesor de cabecera de Yolanda Díaz”, pues ambos eran buenos amigos desde las Juventudes Comunistas. Lugilde no perdona ningún dato: AGE fue la primera formación política que se proclamó “la Syriza gallega”, y Alexis Tsipras estuvo en Galicia apoyando la candidatura de AGE en las europeas, en un acto que ahora da grima ver, con un tal Willy Meyer compartiendo mesa con Beiras.
El boludo de Syriza, que la derecha ridiculizaba en campaña, hoy es el Presidente de Grecia; Meyer se autodisolvió e Izquierda Unida camina a zancadas hacia su propia licuefacción, mientras el centro de la escena, desde La Sexta Tuerka a la Puerta del Sol, pasando por Estrasburgo, lo ocupa aquel asesor desconocido, Pablo Iglesias.
En casi doscientas páginas densas y amenas, a veces incluso divertidas como la resurrección de don Domingo García-Sabell, De Beiras a Podemos explica cómo el politólogo de Vallecas bebió en las fuentes del beirismo gallego, “donde Pablo Iglesias comenzó a mediados de 2012 un master en radical rebeldía verbal y gestual”. La importancia de este libro –para entender muy de cerca el fenómeno Podemos- estriba en cómo algunas claves de AGE y del proceso de deconstrucción de la izquierda y del nacionalismo en Galicia ensayan, condicionan, proyectan o desaconsejan las fórmulas y métodos de participación política que hoy son el ADN de Podemos.
Decía el filósofo que el huevo recapitula la especie (la ontogénesis recapitula la filogénesis): AGE es el huevo del que nace Podemos. Lugilde explica cómo en 2013 “Pablo Iglesias tenía en la cabeza otro proyecto, el de promover un frente amplio de izquierdas que encabezase Ada Colau”, y cómo el núcleo duro de IU frustró una vez más la convergencia. Pablo Iglesias tuvo claro en aquel momento que debía “aplicar el experimento de AGE en el campo de batalla más favorable, el de las elecciones europeas”.
El desenlace ya lo conocen: Cayo Lara se quedó solo y ahí sigue, impasible tocando el tambor, ahora por soleares y seguidiyas, mientras la izquierda real fluye por las venas de la Puerta del Sol, de las mareas, de los nuevos sindicatos (Somos), y de todos los espacios abiertos en canal, arremangados, con o sin coleta.
Todo esto parece que sucedió hace siglos, pero fue ayer: en las europeas, IU echó otra vez el freno de mano –como está haciendo ahora en Madrid y en todos los territorios para frenar la hemorragia por la que se desangra- y AGE mordió el polvo de la división interna: AGE perdió la mitad de los votos (200.000 y siete escaños en 2012) y los cosechó Podemos (80.000 votos de la nada), “de modo que la suma entre AGE y Podemos se situó casi en el 19% de los votos emitidos en Galicia, cerca del 20% con que soñaban los de Beiras meses antes. En apenas año y medio –concluye Lugilde- AGE había envejecido mucho”. Pablo Iglesias tomó buena nota.
Banalizar el genocidio
De Beiras a Podemos es, pues, el relato vertebrado de lo que está pasando ahora mismo en la política española. Tiene, además, capítulos sobre los episodios más chuscos de corrupción, con el famoso Garbancito, “el corrupto enxebre”, mano derecha del Alcalde socialista de Lugo; o sobre la portavoz del PP, Paula Prado, tercera del partido, mano manca de Feijóo, hoy imputada; o el desaparecido eurodiputado Pepe Blanco, ocupado ahora en mecer la cuna de Pedro Sánchez; o del engominado señorito ferrolano Cuco, para ustedes, don Arsenio, director general de la Guardia Civil.
Ya se dijo que Lugilde no deja títere con cabeza: incluso cuando el títere es el respetado profesor Beiras y comete la estupidez de comparar el Parlamento gallego con las cámaras de gas, Lugilde le recrimina con seriedad lo improcedente de una comparación que banaliza el genocidio de Hitler, y remite al nacionalista lenguaraz a la lectura de Primo Levi. Y a todos nos invita a reflexionar sobre esos parlamentos rancios y caducos, en que lo más interesante es el patio donde se ocultan los fumadores, y sobre esta política saturnal que devora a sus coaliciones y a sus troikas al amanecer.
Todo para llegar a una conclusión que, como la ilusión vana, conduce a la melancolía: cuanto más triunfe, crezca y arrase Podemos, más cerca estaremos, en Andalucía, en las municipales y en toda España de la gran coalición PP-PSOE: “La Gran coalición es impensable hasta que se produce”. Nadie la imaginaba en Alemania, antes de que Schröder se hiciera un selfie con Putin.
Siguiendo el modelo de experimentación inaugurado por Beiras y Podemos, nos queda la esperanza de que el laboratorio gallego de vanguardia despache pronto a Feijóo a La Moncloa para ensayar con Susana Díaz la gran coalición de la bata guateada.
@ValentinCarrera
Foto: Faro de Vigo
Anxo Lugilde, De Beiras a Podemos. A política galega nos tempos da Troika [Praza Pública-Meubook, 2014).
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