Aún no me he repuesto del impacto emocional que me ha producido ver a Montoro en el Congreso con las tetas al aire, su streaptease mental es alucinante, asomarse a su escote intelectual produce el vértigo del vacío y de la nada. Lo normal, es ministro. Ha inventado la luna que crece menguando, los sueldos que suben hacia el abismo, los recortes que mejoran nuestro poder adquisitivo. Insulta a los trabajadores, a los pensionistas, a sus propios funcionarios, a las viudas y parados, a los tres millones de pobres que acaba de poner Cáritas encima de la mesa del Consejo de Ministros y se queda tan ancho, con su sonrisa de bugsbunny. Lo normal, es ministro.
No contento con el destrozo, entra a saco en el cine: el problema son las subvenciones, tan miserables y ridículas que es imposible que lleguen a la categoría de problema. Venga, señor Montoro, hablemos de la calidad, pero empecemos por la suya y la de sus declaraciones y habladurías, hablemos de la calidad de sus compañeros de gabinete, de la calidad de sus políticas, esas que arrastran la marca España por el fango. Hablemos de la calidad olímpica de sus alcaldes y diputados, de la calidad de la CNMV, por ejemplo, o de las subvencionadas faes, y de todas las mamandurrias que amamanta a las ubres de su ministerio.
Verá, don Montoro, bastaría con que el cine español, gallego, catalán, vasco, pudieran competir en igualdad de condiciones con el cine americano, para poder pesarlos en la misma balanza. Competitividad, lo lleva usted en los apellidos de su ministerio, haga de una vez su trabajo y deje que los cineastas hagan el suyo, pero no a la pata coja y con un brazo atado a la espalda, y en los ojos la venda del IVA inculto, su maldito 21%, ¿el más alto de Europa?
Venga, señor Montoro, fuera de una vez todas las subvenciones, pero empecemos por las suyas, ¿o es que usted no está plurisubvencionado? Quisiera yo verle compitiendo a la pata coja con el ministro de economía de USA, y llegando a fin de mes, como muchos actores, guionistas y directores con los 307€ con que sobreviven tres millones de ciudadanos a los que usted acaba de subir el sueldo hacia abajo, proclamando la economía inversa, o perversa. ¡Qué buen guionista de películas de humor y terror se está perdiendo el cine español! ¡Qué lástima de un desnudo suyo, a lo nadiusko, en «Vente pa España, Pepe»!
La economía de España se desangra por la hemorragia del cine y usted y el ministro del ramo, Wert, hacen torniquetes en la yugular y, con lo que ahorran, suben los sueldos disparados de los más humildes. Son ustedes ministros de cine negro, pero que muy negro.
Post data: Esta carta ha sido subvencionada por la Infanta Cristina con la tarjeta Visa oro de Aizoon, IVA incluido.
[Imagen: web Ecobierzo]