Blog semanal de ecología compartido con EfeVerde.
¿Qué va a hacer usted, señor alcalde? Quedan 786 días para que su municipio (de más de cinco mil habitantes) implante la recogida separada de biorresiduos. Dicho de otro modo, quedan dos años para que los ayuntamientos de España —cuya gestión de basuras es predominantemente deficientísima— se pongan las pilas del reciclaje y dejemos de estar a la cola de Europa, que es donde acostumbramos a estar en materia de respeto a la salud y al ambiente.
Somos europeos, pero poquito: el salario mínimo de España (736€) está más cerca de Marruecos (209€) que de Alemania (1500€). Consumimos plásticos y basuras como primer mundo y reciclamos como tercermundistas: eso tenemos, un país lleno de basureros, vertederos incontrolados, cauces de ríos donde nadan lavadoras oxidadas, fincas cerradas con somieres rotos, balsas de lodos tóxicos, minas mal cerradas y de vez en cuando un incendio en un almacén ilegal de neumáticos usados…
Comemos basura y la basura nos come. O la incineramos y la respiramos, que es aún peor. En Italia la basura es el primer negocio de la mafia, por encima del narcotráfico; en España los narcos gallegos tan bien retratados en el libro y en la serie Fariña no han migrado al negocio de la basura porque los VIPs del palco del Bernabéu lo vieron antes.
¿Cuál ha sido y es el modelo municipal que el anteproyecto que modifica la Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados considera “predominante”? Subcontratar la recogida de basura —apenas existe “gestión”— a empresas que ganan un pastizal e incumplir sistemáticamente las Directivas europeas.
“Como resultado del modelo de recogida de residuos municipales predominantemente implantado en nuestro país, según los datos de los últimos años, se recicla en torno al 30% de los residuos municipales, lejos del objetivo vigente de reciclado del 50% de residuos municipales para 2020”, dice el citado borrador de ley.
Oiga señor alcalde: sí, usted, el que se va a la calle en mayo de 2019, el que viene y el que repite, ¿cómo anda su municipio de cumplimiento de la normativa europea? Donde antes de la crisis del ladrillo hubo un magma de delincuencia urbanística, en esta década deberíamos hablar ya de delincuencia ecológica.
Unas más, otros menos, separamos botellas, vidrio, cartón, pilas…, pero el problema de la basura municipal son los “biorresiduos”, la típica bolsa negra a la que va todo lo demás (la “fracción resto”). Ese todo incluido que nos distancia en reciclaje veinte puntos de la media europea tiene un alto coste ecológico: contaminación de las aguas por nitratos y fosfatos, riesgo de lluvia ácida, erosión y pérdida de fertilidad del suelo, etc.
“Con este sistema —el de la “fracción resto”, o basura todo incluido—, para separar los biorresiduos es necesario recurrir a un tratamiento mecánico previo de separación que sólo consigue recuperar parte de los biorresiduos y lo hace además con baja calidad por estar mezclados con otros materiales. Sin embargo, la recogida separada de calidad de los biorresiduos hace prácticamente innecesario el tratamiento posterior de separación y facilita su compostaje. La biorresiduos separados pueden ser también tratados en origen a través del compostaje doméstico y/o comunitario obteniéndose también un compost de calidad”.
Esta recogida diferenciada de biorresiduos, para destinarlos al compostaje o la digestión anaerobia —mediante la implantación del 5º contenedor, o contenedor marrón, abierto, con llave o puerta a puerta—, tendrá que ser efectiva en toda Europa el 31 de diciembre de 2023, y a finales de 2020 en los municipios de más de cinco mil habitantes: de ahí la necesidad de trasponer la Directiva europea a la Ley española.
El año 2020 está a la vuelta de la esquina y hay más preguntas que respuestas: ¿Cuántos alcaldes, concejales, presidentes de diputaciones, cabildos, etc., conocen esta obligación? Sería estupendo hacerles un examen sencillo de la materia, examen que me parece imprescindible para alguien que aspira a ser votado el próximo mes de mayo. ¿Cómo va a resolver usted, señora candidata, la recogida de biorresiduos en su municipio? ¿Alguna idea, siquiera aproximada?
A la desidia nacional —que la mierda acampe en los basureros del extrarradio se lleva con sorprendente tolerancia—, se une el desconocimiento y la falta de formación, a juzgar por los resultados. Tampoco sé ve qué hacen los partidos políticos al respecto: no estaría de más que incluyeran el criterio ecologista para confeccionar sus próximas listas.
Un señor o señora que no sea consciente de que los camiones de basura de su ayuntamiento ayudan a colmatar las balsas de basura, ya desbordadas, no puede ser concejal ni siquiera para organizar la cabalgata de los reyes magos. Otra sensibilidad es necesaria, y otra formación. Hay ayuntamientos que ya lo están haciendo y lo están haciendo bien, desde El Boalo a Hernani, pasando por algunos en Cataluña, o experiencias pioneras como la del consultor ambiental Francesco Storino en Toreno (El Bierzo).
Frente al oligopolio de unas pocas empresas —cuyo modelo se basa en multiplicar las toneladas de basura: cuantos más contenedores por toda la ciudad y más camiones yendo y viniendo, más negocio—, la solución de sentido común y comunitaria pasa por reducir la basura al mínimo, y aún ese mínimo reciclarlo al máximo. ¡Arriba las ramas!
Imagen portada: Agència de Residus de Catalunya.
Para saber más:
—Ley de residuos, Ministerio para la Transición Ecológica
—Reutiliza (web local para reutilización e intercambio)