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En 1968 mi padre me dio un billete de veinte duros, un par de indicaciones y me envió en pantalones cortos a matricularme por primera vez en el instituto de bachillerato. De camino hice dos fotos y compré en el estanco una póliza de 35 céntimos y diez pesetas de papel de pagos al Estado. Ya en el instituto, guardé una cola de media hora para comprar un sobre, lo cubrí y guardé otra cola de hora y media para presentar la matrícula en la ventanilla de secretaría.

Cuarenta y cinco años después, el procedimiento sigue siendo exactamente el mismo, a Usted se lo digo, señor Presidente: esto también forma parte de la Galicia real que usted preside.

En 2013, ayer mismo, fui al instituto politécnico a matricular a un amigo ausente: por inercia estúpida todo ocurre igual que hace 45 años; quinientos alumnos se matriculan en tres días en una sola ventanilla: ¡esta sí que es la ventanilla única!

Hice cola de media hora para adquirir un sobre, un euro; luego, otra cola de casi dos horas para presentarlo en el mostrador acristalado, igual al de hace 45 años, tras el que se parapeta el servidor público: solicitud por duplicado, dos fotos carnet, fotocopia del DNI, fotocopia del certificado de estudios, fotocopia del coño de la Bernarda. Vuestra administración está llena de millones de fotocopias nuestras, repetidas hasta la saciedad.

La funcionaria me miró y remiró de arriba abajo, como un Guardia Civil escruta a un gitano, como un facha a un inmigrante. Me sentí delincuente, pero guardé silencio: ella tenía el poder absoluto, “el sello” que levantó en el aire perdonándome la vida. Cuando estampó el sagrado tampón en la instancia, por duplicado, estuve a punto de besarle los pies sollozando.

Galicia electrónica, virtual, tecnológica, puto I+D+I, administración en red, DNI electrónico, webs de la Xunta, centro de supercomputación, facultades de Informática… millones de euros públicos ¿en qué? Si no sois capaces de hacer por Internet un simple, sencillísimo, trámite de matrícula en dos módulos de FP.

Incompetente el director del instituto: cualquier tonto es capaz de “implementar” la matrícula on line, desde un pub a una asociación de monaguillos. Incompetente el Director Xeral de Ensino y quien lo nombró, su Conselleiro, y quien nombró al Conselleiro. Incompetente toda la cadena de mando podrida de inercia y desidia que mantiene en 2013 usos administrativos y trámites burocráticos de 1968. Les falta a ustedes la póliza con la cara de Franco, pero se diría que la llevan pegada en la frente.