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Para salir del túnel es de primera necesidad cambiar las prioridades políticas y ecológicas: decretemos un estado de alarma permanente contra la codicia.

 

 

El Covid19 nos obliga a replantear la gobernanza global por encima de soberanías nacionales. Trump y Bolsonaro no pueden burlarse de esta pandemia ni arrasar el Amazonas, porque ambas decisiones afectan a toda la población mundial. Y así con todo lo demás, desde el confinamiento de China al de Gaza, pasando por los barrios marginales de Vallecas.

Mucha tarea pendiente para poner en orden democrático y ecológico el caos provocado por años de carrera armamentista, saqueo de la Naturaleza y desprecio a los derechos humanos.

El modo en que reordenemos nuestras prioridades a partir de hoy determinará la temperatura moral de esta sociedad y su capacidad para transformarse o permanecer varada en el Antiguo Régimen.

Tracemos juntos ―un amplio consenso social nos respalda― una línea roja: la Sanidad como categoría única de primerísima necesidad objetiva.

La salud es lo primero.

No puede ser que haya un solo futbolista o tenista que gane más que una cirujana. No podemos seguir gastando más en cemento que en dependencia. No debemos consentir que un senador o un alcalde cobren dietas y un conductor de ambulancia no. Los aplausos están bien, pero menos botafumeiro, menos lutos y más compromiso efectivo con la sanidad pública, incluyendo la dependencia y las residencias de la tercera edad.

Los primeros presupuestos del Estado de la era post coronavirus, y los sucesivos, deberán reordenar el gasto social. El Gobierno acertará cada vez que priorice el bien común y se equivocará si las multinacionales y las grandes empresas evasoras de impuestos le doblan el pulso.

El Gobierno y la sociedad entera acertará, acertaremos, cada vez que pongamos a las personas en el centro de nuestra acción y de los futuros presupuestos.

Para salir del túnel del coronavirus, es de primera necesidad cambiar radicalmente las prioridades políticas, económicas y ecológicas. Decretemos un estado de alarma permanente contra la codicia y para proteger el Planeta, incluyendo la especie humana. La primavera avanza.