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Hace ya tiempo que las comparecencias en sede parlamentaria han perdido su razón de ser y funcionan, o mejor dicho no funcionan, con un formato rígido, anticuado, profundamente antidemocrático. No hay diálogo –si entendemos por dialogar lo que hacían Platón y Sócrates-, sino monólogos sucesivos; no hay comunicación, en sentido cooperativo y constructivo; pero, eso sí, se cumple el reglamento. Esta semana compareció en el Hórreo el Director Xeral de CRTVG, Alfonso Sánchez Izquierdo, para responder preguntas del PSdeG, sobre cumplimiento del 6%, y del BNG sobre las oposiciones de redactores y sobre las corridas de toros.

El asunto del 6% es recurrente: por ley, las televisiones tienen que invertir el 6% (hasta 2010, era el 5%) de su volumen de negocio en producciones independientes europeas. Una vieja demanda de la industria audiovisual que se supone contrarresta el monopolio del cine americano. En Galicia el sector lleva más de una década pidiendo los datos exactos, que nunca se han puesto sobre la mesa. Todos los que han tenido responsabilidad sobre el cumplimiento del 5% en los últimos diez años han afirmado, sin aportar los datos, que cumplen; y si nos fiamos del Ministerio de Cultura, TVG tiene superávit en su inversión en el 2009, últimos datos disponibles en la web. Y todos saben que no es así.

En el fondo, esta ausencia de datos dio argumentos al Director Xeral de CRTVG frente a la pregunta del socialista José Manuel Lage: “Si hay que reclamar el cumplimiento del 5%, hay que ir 5 años atrás. En 2010, TVG ha apoyado 14 películas, 7 documentales, 4 tv movies… por un total de 2,3 millones/€. En el 2011 está prevista una contratación de 1,5 millones/€, cumpliendo con creces la obligación de invertir el 6% de los ingresos devengados el año anterior, conforme a la cuenta de resultados de TVG”, aseveró Sánchez Izquierdo, el administrador prudente.

-No respondió, no me ha dado Vd. los datos; se los pido por escrito -replicó Lage-. “Los tendrá”.

Sin embargo, la pregunta está rebasada por la realidad. Desde que Mario Conde, Lehman Brothers y otros tiburones inventaron la ingeniería financiera, cumplir o no el 6% es lo de menos. El papel lo aguanta todo, decían los viejos contables. Estoy seguro de que TVG “cumple la legalidad”, igual que la Comisión de Control cumplió el reglamento parlamentario.

Pero la pregunta es otra: ¿está siendo TVG el verdadero motor de la industria audiovisual gallega? Si la respuesta fuese positiva: “sí, TVG, es el motor etc.”, mal asunto, porque el sector está ahogado y renqueante, ha retrocedido diez años en su desarrollo. Si la respuesta es “TVG tiene parte en el asunto, pero el audiovisual debiera ser mayor de edad y andar solito por el mundo”, pues vale, pero que sea en igualdad de condiciones y recapitalización con dinero público que NovaCaixaGalicia.

En su turno, Bieito Lobeira, BNG, censuró la batería de preguntas, algunas esperpénticas, seleccionadas por el IORTV para las oposiciones a redactores de TVG y RAG: “Menos del 23% se referían a la realidad social gallega”. Luego mencionó errores simbólicos –Tiburón, Harry el Sucio, en vez de Quenlla, Dirty Harry– para ilustrar este sometimiento foráneo: “No le pido una tv nacionalista, sino nacional”.

“Es previsible algún error: fueron más de 13.000 preguntas”, explicó Sánchez Izquierdo antes de concluir con una sólida defensa de TVG como “una buena compañía, admirada, de referencia, con un alto seguimiento dentro y fuera de Galicia, una situación financiera equilibrada y un gran potencial futuro. Deberíamos mimarla”.

En su segunda pregunta, Lobeira censuró la “apuesta política por imponer los toros en Galicia”, que Sánchez Izquierdo rebatió: “La información taurina en TVG en 2011 han sido 2 min. dedicados a corridas y otros dos a encierros. El Director Xeral no decide la línea editorial. Yo no hago listas de temas vetados. ¿No pretenderá Vd. que censure contenidos? Y no le digo la cantidad de corridas de toros portuguesas que podrían verse en Galicia si se emitiera en abierto la señal de RTP, como tantas veces me ha pedido”.

Lobeira se removió en su sillón de brazos metálicos. En plena conmoción de TVE, con el Consejo Asesor queriendo fisgar en los PCs de los periodistas, no estaba el horno para más bollos: “Xa, é vostede un gran profesional que, moi profesionalmente, permite que os profesionais [da TVG] traballen con moita profesionalidad…”.

En fin, como decía al inicio, pregunta, respuesta, réplica y dúplica se suceden, con los tiempos tasados y con la debida cortesía parlamentaria, como cápsulas cerradas que apenas dialogan entre sí. No culpo a los diputados ni al compareciente, ni a la Presidenta de la Comisión, que ofició con desenvoltura y generosidad: es el método, el formato, el que no funciona, el que está muy lejos de la DemocraciaRealYa. Tras hora y media de comparecencia, este espectador tiene la impresión de que se avanzó poco en el nudo gordiano del asunto. La faena tomó cariz antitaurino –todos, interpelantes y compareciente, se confesaron poco aficionados a la fiesta nacional andaluza- y finalmente nadie cogió el toro por los cuernos.