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Blog de agosto (1).

Comunicarnos es, más que un arte, una necesidad vital, ¡tan descuidada! En la lista de ministerios floreros, Podemos incluía algo así como una secretaría del cuidado: cito de memoria, me da pereza buscar la carta a los reyes magos. Ministerio de la Comunicación Cuidadosa, propondría yo.

Propondría desterrar el insulto, las palabras y los pensamientos tóxicos, pero usar, sí, el diccionario con precisión: hay que ser muy canallas para prohibir un concierto de Luis Pastor.

Han pasado más de treinta años: Luis Pastor vino a Compostela en 1985 a cantar con Moustaki y Paco Ibáñez: no escuchábamos sus canciones, ¡nos empapábamos de libertad y oxígeno! La madrugada nos encontró bebiendo ginebra a palo seco y cantando en un pub del Ensanche, con un improvisado e inolvidable duelo teatral entre Dorotea Bárcena y Roberto Vidal Bolaño. Cuando se disolvió la asamblea libertaria, Luis y yo nos fuimos abrazados, caminando los cuatro. Recuerdo su sonrisa franca, su sensibilidad, la hechura de una pieza, madera noble que no tuerce a la fingida humedad ni al paso del tiempo.

Vienen ahora unos canallas a prohibir el concierto de Luis Pastor en 2019, ¡qué poco hemos avanzado! ¡Qué lento cansancio de inquisición y franquismo, qué hedor a naftalina y sacristía, apestando desde don Pelayo!

Al otro lado del mapa, me contacta en la red Antonio Medina desde Buenos Aires: “Nos conocimos en Ushuaia en 1986, con José Luis Colón, a bordo del Pescapuerta IV”. Alguien que ha mantenido la antorcha de la hospitalidad encendida sobre el dintel de su puerta durante treinta años y recupera ahora, con música de tango, el hilo de los afectos transoceánicos. Magias de agosto.

Luis Pastor, “cantemos como quien respira”, más necesario que nunca: su censura nos devuelve a la cruda realidad de otras censuras que sufrimos a diario, acalladas por tanto ruido mediático, tanta falsa moneda, tanta in-comunicación superflua. Pornografías de la vida cotidiana. Una democracia de pacotilla y marquesas donde los canallas siguen tachando tu nombre y el mío en las mismas listas negras que hace treinta años.

Vamos a empezar a cuidar de veras la comunicación, decir verso a los amigos y canallas a los canallas.

Foto portada: Retrato de Luis Pastor por José Ramón Vega, Público.