Pokemon es la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones: un concejal de Lugo sobornado con relojes, cabritos, truchas, perdices, ¡chuletas! y dinero (ha confesado a la Juez haber robado 300.000€; y aunque dice estar muy arrepentido, no ha devuelo ni un euro). Un alcalde de Ourense y su jefe de policía reciben rolex de oro, quita multas a su hija y acumulan riquezas ajenas. Un alcalde de Compostela viaja con su esposa a Barcelona, a gastos pagos por la cueva de Alí Babá. Son ladrones en el sentido puro del castellano: granujas que han saqueado las arcas públicas como lobos hambrientos.
Los jueces dirán demasiado tarde si esta inmundicia de la Operación Pokemon lleva a sus autores a la cárcel o se libran por algún recoveco jurídico, que para eso gozan de los mejores letrados de la justicia gratuita, también pagada por nosotros con ese mismo dinero que nos han robado.
El alcalde de Lugo, a quien los sobornadores llaman El Curita, no se enteró durante años de que su mano derecha, apodado Garbancito o Tachenko por los imaginativos capos de Vendex, robaba y robaba y robaba en el despacho de al lado, a manos llenas, y no presuntamente, puesto que el propio Liñares lo ha confesado ante la Juez. Basta esta razón, la negligencia y/o la incompetencia del Alcalde al no vigilar como debía a su primer teniente y a sus cómplices, para que la dimisión inmediata de Orozco sea cuestión de higiene, tan urgente como la de ir cada mañana al retrete. Porque estamos hablando de excrementos políticos. Mientras Orozco, ¡presidente del PSdeG!, no se haga a un lado, siquiera por dar ejemplo, y con él todos los demás imputados de su partido tocados por Vendex, los socialistas gallegos no tendrán ninguna autoridad moral en este asunto y, lo que es peor, serán cómplices activos de la degradación letal del municipalismo gallego.
El presidente Feijóo, valedor del hipercorrupto Conde Roa, al que hizo alcalde de Santiago contra todo consejo, contra viento y marea, creando un problema que no había con torpeza difícil de superar, antes de poner el ventilador en marcha, técnica muy sucia, tiene por sí mismo que dar todas las explicaciones sobre las dos docenas de cargos públicos del PP en Santiago y A Coruña que pululan por el sumario Pokemon aceptando bolsos, viajes, cajas de vino y colocando familiares y amiguetes en empresas y comesiones públicas. Lo que hicieran los demás no excusa a Feijóo de su responsabilidad, la suya propia, y mientras no remueva al alcalde Currás y a todo su podrido entorno, carece igualmente de autoridad moral para decir nada y será tan cómplice como Orozco y Besteiro de esa misma degradación moral que alcanza al PP y al PSOE en la línea de flotación.
Como dice el juez Aláez [caso Alvia], los responsables están arriba, en la cúpula: los cuarenta ladrones se reparten el botín como lobos, pero sus líderes máximos son Alí Babá Feijóo y Alí Babá Besteiro. Sé que diciendo estas cosas no hago amigos en las cercanías del poder, pero acaso cumpla un deber ciudadano. Espero que dentro de unos años, cuando esta pesadilla de la corrupción haya acabado, mis hijas y nietos digan: tuviste el valor de llamar en voz alta ladrones a los ladrones. Cosa que no tiene mérito porque el esperpento Pokemon, esta Gürtel galaica cuyos 120 tomos estamos empezando a conocer, supera todo lo que este cronista y cualquier hijo de vecino pueda imaginar.
Ahora les dejo: voy a buscar paz y sosiego en Valle Inclán leyendo la verdadera historia del saqueo de Galicia en 2014, Romance de lobos.
@ValentinCarrera
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Caso Pokemon en La Voz de Galicia
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Imagen: LevelUp