Video blog de Valentín Carrera en EfeVerde:
La seguridad no existe: la vida es cambio y cuando el cambio llama a la puerta no hay botón del pánico que valga.
Esta es la historia: Un día, el caballo de un campesino se escapó. Su vecino le dijo: «¡Qué mala suerte has tenido!», a lo que el granjero respondió: «Quizás». Al día siguiente el caballo regresó acompañado de cinco yeguas. El vecino volvió y le felicitó: «¡Qué buena suerte has tenido!» El granjero replicó: «¡Quizás!». Poco después, el hijo del campesino, que montaba a caballo, se cayó y se rompió la pierna; el vecino le comentó al granjero: «¡Qué mala suerte has tenido!» Y este respondió: «¡Quizás!». Al día siguiente, llegaron unos oficiales del ejército para reclutar al muchacho para luchar en la guerra, pero no pudieron llevárselo porque tenía la pierna rota. El vecino acudió y exclamó: «¡Qué buena suerte has tenido!». Y, de nuevo, el granjero dijo: «Quizás».
Después de esta pandemia vamos a ser la Generación del Quizás: la única certeza que tenemos es la incertidumbre, «esperar lo inesperado» en expresión de Allison Carmen, autora del libro La ley del quizás.
El modo Quizás es un lugar, una filosofía, una semilla, una invitación a vivir la incertidumbre, es decir, la vida, como una oportunidad de crecimiento personal. ¿Incluso en cuarentena? ¡Precisamente en cuarentena!
¿Cómo aprender a vivir con esta inseguridad, tal vez sin trabajo o sin sueldo? ¿Cómo hicieron nuestros abuelos? Quizás ―practicaban la ley del quizás― eran previsores y guardaban la cosecha, dosificaban, no eran sedentarios, comían sano, no dilapidaban los bienes de la Naturaleza; y conocieron la palabra ahorro. Aceptaban el destino incierto, la vida y la muerte, con naturalidad y compasión.
Todos tenemos a alguien cercano que ha padecido un cáncer o una leucemia: la enfermedad les ha enseñado a convivir con la incertidumbre, con la ley del quizás; y ahora nos toca a todos los demás recorrer ese camino desconocido sin red.
La vida es cambio y cuando el cambio llama a la puerta no hay botón del pánico que valga. No existe el seguro a todo riesgo. Ninguna compañía asegura el miedo. La seguridad no existe. Tenemos que aprender a vivir con la incertidumbre, con la Ley del Quizás. Hoy mismo, mañana será tarde. La primavera avanza.