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* Novedad editorial sobre el hereje berciano decapitado en el siglo IV

El final de este cálido verano nos trae una atractiva novedad editorial: Prisciliano del Bierzo. El sueño de un cristianismo diferente, ensayo biográfico sobre un personaje histórico extraordinario, tan famoso como desconocido, sobre quien el filósofo Aniceto Núñez ha escrito doscientas páginas intensas y provocativas, presentado recientemente en el Museo Arqueológico de Cacabelos.

No podía haber lugar mejor que Cacabelos, villa natal de Aniceto Núñez, quien aportando abundante documentación histórica sostiene en su libro la tesis de que Prisciliano también habría nacido en el año 340 en Cacabelos, ese lugar de la Gallaecia identificado en las crónicas como Cauca, a la vera del castro romano de Bergidum Flavium, donde el futuro hereje creció y pasó su infancia en ilustre compañía, como describe el autor:
Egeria, Teodosio, Prisciliano y Máximo se bañaron en el río Cúa, contemplaron, extasiados y tumbados en la hierba amarillenta del otoño, la Aquiana cubierta por las primeras nieves; subieron, entre viñas, al Castro Ventosa para disfrutar de los ejercicios y disciplina de las cohortes; recorrieron a caballo hasta Interamnium Flavium, a unas veinte millas de Bergidum, para poder comer unos exquisitos melocotones o hasta Uttari, cabalgando a lo largo del estrecho valle del río Valcárcel, en la búsqueda de unas cerezas inigualables”.

La primera semilla de la Tebaida
Prisciliano fue, pues, contemporáneo y amigo de Teodosio y Egeria, la escritora berciana que viajó a Jerusalén entre 381-384, como relata en su Itinerario, cuyo manuscrito descubrió san Valerio trecientos años después en San Pedro de Montes.
Recibida la adecuada formación de un hijo de familia rica, Prisciliano centró en El Bierzo el comienzo de su reforma ascética, hacia el año 370. Su ejemplo es la primera semilla de la Tebaida berciana que siglos después fructificó en el Valle del Silencio, y su memoria animó también a san Fructuoso a fundar en Compludo su vida de anacoreta.
El hereje berciano fue obispo de Ávila en 381, por lo que también se le conoce como Prisciliano de Ávila, y murió decapitado en Treveris en el 385, tras un proceso irregular y obsceno.

En cuanto a su nacimiento en Cacabelos, la tesis del profesor Núñez García es arriesgada, pero no descabellada. Su investigación abre arcas cerradas durante siglos en torno a un personaje que algunos historiadores consideran enterrado en la cripta de Compostela en lugar del apóstol Santiago. La leyenda cuenta que Santiago fue trasladado desde Palestina en barca con la cabeza cortada: Prisciliano también fue decapitado y traído a su tierra en un carro.
Esté o no enterrado en Compostela, Aniceto Núñez escoge para su estudio este personaje por su valor como teólogo y predicador, y su abierto desafío al dogma y a la sin razón. Frente a una iglesia corrupta, Prisciliano opone el rigor de una vida limpia, el modelo de sus eremitas ascendiendo al Valle del Silencio, sus constantes lecturas y estudios; y claro, acaba procesado, condenado y decapitado.
Las páginas de Prisciliano del Bierzo reconstruyen la vida y obra del disidente, que va a contra corriente y cuestiona al rey desnudo; en este caso, el Papa y los obispos, entonces en cueros y concubinato. Aniceto Núñez describe con rigor cómo el hereje de Cacabelos denuncia al clero acomodado, desafía al poder establecido y a la verdad absoluta: “Como Sócrates en el siglo V, como los cátaros en su siglo y los templarios en el suyo, como Voltaire y los enciclopedistas siglos después, como todos los filósofos dignos de tal nombre”.
Los lectores de este libro no tienen, sin embargo, la impresión de estar en la Edad Media. Como escribe en el prólogo Valentín Carrera, “el mérito de Aniceto Núñez es su capacidad para conectar la historia con la actualidad. Habla de obispos y papas corruptos en el siglo IV, y parece que nos está hablando de la corrupción en nuestros días. Habla –como en su libro Atardecer en Atenas– de la edad de Pericles y nos está hablando de los últimos bombardeos en Siria, de los atentados de Niza, del fundamentalismo islámico o católico. Aniceto Núñez denuncia la misma Inquisición a través de los siglos, con y sin turbante, suicidando a Sócrates, decapitando a Prisciliano, quemando a los cátaros, expulsando a los judíos, condenando a Prócula y Eucrocia por blasfemas o matando mujeres bajo el velo”.

El autor: Sócrates berciano
Aniceto Núñez García (Cacabelos, 1940), es bien conocido del público berciano, en especial querido por sus alumnos de Filosofía en el Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada, donde impulsó el cine club y dejó una fructífera huella como jefe de estudios­­ progresista en los difíciles años 70. Tras haber sido delegado de Educación en Pontevedra y Salamanca, y pasar por la empresa privada en la Constructora San José, en 1988 fue Conselleiro de Educación de la Xunta de Galicia y durante su mandato creó las Universidades de Vigo y A Coruña.
Como filósofo y escritor, Aniceto Núñez ha publicado Los mitos en Platón (2007), Atardecer en Atenas (2008), …Y las palabras ardieron en las hogueras: El problema cátaro: religión o política (2012) y Toledo siglo XII: la ciudad del saber (2014), sobre el fecundo encuentro de las tres culturas, judía, árabe y cristiana, en el Toletum medieval. Este Sócrates berciano, enamorado del Bierzo y de Pontevedra, donde vive dedicado a su familia, amigos y libros, por este orden, nos revela ahora con profundidad las claves de un personaje decisivo de nuestra historia: el hereje Prisciliano del Bierzo.