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[…] Mientras la derecha acude a votar disciplinadamente —eso sí, sin meterse en política, como en los referéndums de Franco—, la izquierda crítica, lorquiana, revolucionaria, discutidora y cainita, sigue tocándose los huevos de la abstención, solo por ver pasar por delante de su puerta el cadáver de Susana. Otra importante lección desde Andalucía.

En resumen: el duopolio PSOE-PP tiene las horas contadas, igual en Sevilla que en Valladolid. La madrastra Susana fue la última en enterarse de que se había muerto Blancanieves. El popular Juan Vicente Herrera, sin embargo, hace tiempo que lo sabe y por eso se va antes de que lo echen, pero se va a regañadientes y sin elegancia. Hace mucho tiempo que el PP de Castilla y León está agotado y carece de proyecto, si es que alguna vez lo tuvo. Estos últimos cuatro años de Herrera están siendo una agonía penosa, un campo sembrado de minas y enredaderas, gürteles y villarejos.

El fin del corrupto régimen socialista andaluz debe anunciar el fin del corrupto régimen popular castellano-leonés, ambos igual de cansinos. La anomalía antidemocrática, inédita en la Unión Europea, de monopolizar el poder durante cuarenta años de prisión permanente revisable, después de otros cuarenta de dictadura perpetua, no puede continuar un minuto más, por pura higiene.

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