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Tic, tac, tic, tac. Pescanova S.A. cuenta las horas de su lenta agonía. El tiempo se acaba. El día 30 de abril, a las 15 h. vence el plazo fatídico. Parece una película del Oeste, una de cuatreros, en vez de cabezas de ganado, roban salmones y rodaballos.

Todo mentira de la pe a la pa, ya nadie se cree las patrañas de los Urgoiti-Carceller en torno a Pescanova, salvo el Conselleiro de Economía de la Xunta de Galicia. El resto de la sociedad gallega y española mira con hastío la liquidación de la ex-primera multinacional gallega de alimentación, que nunca fue primera, ni multinacional ni mucho menos gallega.

El día 30 de abril, ante el Juzgado Mercantil de Pontevedra, se bajará el telón del penúltimo acto en este camino desorientado y turbio que conduce a Pescanova hacia el abismo. Créanme, aunque el mismísimo Presidente de la Xunta les jure lo contrario, hace tiempo que está todo el pescado vendido.

Hace tiempo que Pescanova es un cadáver, no precisamente exquisito, una excrecencia del capitalismo salvaje. Al pillo de Sousa las cosas le salieron mal, por cleptómano y avaricioso, pero el roto de 2.000 millones de euros –que es el agujero patrimonial de Pescanova, evadido a paraísos fiscales- no hay quien se los devuelva a la sociedad gallega. Un cañonazo en la línea de flotación de una economía tocada y hundida.

Otro pillabán, entre pillos anda el juego, un tal Demetrio Carceller, a quien el fiscal y la abogacía del estado piden doce años de cárcel en un turbio asunto de blanqueo de capitales, ha jugado en el casino de Chapela a quedarse con el santo y la limosna. La tomadura de pelo ha sido tan descomunal que a la Gran Banca, que son los dueños reales del bacalao, se le han hinchado las pelotas. Les podría dar números, están publicados en la web de la CNMV, son de dominio público, pero es mejor llamar a las cosas por su nombre: robo, saqueo, evasión de capitales, paraísos fiscales, amiguismo, socialización de pérdidas, dinero negro, muy negro.

Al valido de Feijóo, Urgoiti, se le ha ido el juego de las manos. Y no hay un plan B. La alternativa a la liquidación judicial es la liquidación vía Carceller, o vía adjudicación directa a la banca (nueva regulación concursal, más conocida como ley Pescanova). Llevan un año mareando la perdiz, sigan enredando, señores, hagan juego: se pongan como se pongan, Pescanova no va a resucitar.

He escrito hace meses, y los hechos lo confirman, que Pescanova es un cadáver; de lo que ahora se trata es de repartirse los despojos, esta sí que es la herencia recibida. De los asesinos apenas se habla, no interesa, ¿verdad?, tienen buenos amigos, partidos financiados en la sombra, cómplices pagados. Fotos en alguna caja fuerte, muertos en el armario. Silencio. Como el del Parlamento Galego: espeso silencio.

El día 30 de abril, si hay un 51% de adhesiones al convenio de Damm, Pescanova será San Antón. Y si no, la Purísima Concepción de Chapela. Los que aún quedáis ahí trabajando, lo siento por vosotros, llamadme pesimista y lo que os de la gana, pero daros por despedidos.

@ValentinCarrera
Foto EFE, en Voz Populi
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