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Martes romántico con Enrique Gil (12)

¿Qué hacía el joven Enrique Gil en octubre de 1837? Lloraba.

Lloraba amargamente la pérdida de su mejor amigo, su guía y capitán, Guillermo Baylina, “con quien tanto quería”. Tres impactos emocionales se acumularon en aquellos días como tres mazazos del destino, sin clemencia. La muerte de su padre, don Juan Gil, con quien Enrique estaba enemistado –en opinión de Picoche, debido a la decisión de Gil de dejar los estudios de Derecho en Valladolid y trasladarse a Madrid–, la muerte de Guillermo y la de su hermana Eladia Baylina. En otoño de 1837, recién llegado a Madrid con veintidós años, el poeta huérfano lloraba.

Una vida emocional rota es el sustrato de su poesía y del relato autobiográfico Anochecer en San Antonio de la Florida, pero no nos quedemos con el tópico del autor débil y quebradizo. En aquellos meses y en los años siguientes, Enrique Gil demuestra una fortaleza de ánimo y un tesón inquebrantables. En diciembre, Espronceda le presenta en el Liceo; al poco, el desconocido periodista berciano es una personalidad relevante en El Parnasillo y accede a los círculos más influyentes de la capital. Tan pronto preside la cena de homenaje al actor Romea como tutea a los directores de los periódicos en los que escribe, como Andrés Borrego. Los artículos de Gil se publican casi siempre en portada a cuatro columnas: un lujo. No falta a ningún estreno teatral o acto cultural, ya sea el entierro de Larra o la inauguración del Liceo, con asistencia de la Reina.

Gil, para siempre roto por dentro y con la salud siempre delicada, aparca la poesía y hace periodismo brillante y vigoroso; “el mejor crítico literario de Madrid”, que andando el tiempo será también el autor de la mejor novela histórica española, transforma el otoño funesto de 1837 en una primavera que durará casi diez años intensos y fructíferos, hasta su muerte el 22 de febrero de 1846.

 

Enlaces wiki románticos:
Foto: Otoño en Ancares, Anxo Cabada
Libro Poesía en ebook
Wiki: BibiliotecaGilyCarrasco.com