Pronto hará un mes que Maky no está entre nosotros. Me resisto a escribir obituarios, pero la muerte es terca y nos persigue los talones. “Se muere gente que nunca se moría”, decía con sorna Nano, que también se fue y a quien debo tantas tertulias y recuerdos. A Jose y a mi nos dejó paralizados, la palabra suspensa en el aire, y aún no hemos sido capaces de volver a la mesa que solíamos compartir, largas horas conversando, una vez por semana, durante tantos años.
Nos disgustan las necrológicas por la pérdida de alguien querido y por la sensación amarga de no haberle dicho a tiempo lo que el corazón rebosa: tan inútiles somos comunicando sentimientos, tan mal sabemos hablarnos al oído y abrazarnos, tan analfabetos emocionales, tan náufragos ante la vida y ante la muerte. Nos desasosiega no saber nada del más allá: se fueron Pepe Posada y Esteller, se fue Nano en noviembre y Maky hace un mes… y no hemos vuelto a tener noticias suyas. Un nudo en la garganta.
Maky era la abuela de mi hija Zoraida; mi primera suegra, pero si lo de suegra tiene mala fama, no es el caso: transitó con alegría y naturalidad nuestra boda y divorcio, sin un reproche, sin una cara agria, con afecto y comprensión. Ella misma había sufrido el desamor y los corazones heridos se entienden entre sí. Era una buena persona que nunca hizo daño a nadie, ¿cabe mejor elogio o mejor ejemplo para su nieta?
Agotadas las fuerzas, asomó levemente el pañuelo tras la cortina y se fue en paz, a conversar con sus padres, Luis y Vicenta, y ver pasar en horas infinitas las aguas del río Avia bajo los puentes de Leiro. No hizo grandes cosas en la vida, no tuvo títulos, medallas, posesiones ni poder, pero supo conquistar el corazón de los suyos.
Conocí la muerte de Maky paseando por la playa de las Furnas, donde Ramón Sampedro quedó parapléjico y comenzó, “Mar adentro”, su calvario hacia la buena muerte, la eutanasia. En ese instante comprendí que la buena muerte es irse en paz, sin dejar agravios y con una sonrisa. Y me pareció ver que, como Alfonsina Storni, Maky caminaba por la orilla y una ola de bondad la envolvía mar adentro…
[Dedicado a Zoraida]
La Nueva Crónica, 22 de junio de 2014
Foto: Atardecer en las Furnas
Poema Alfonsina y el mar
Marta Gómez canta Mar adentro inspirada en la película
Mar adentro interpretado por Carlos Núñez: