Estaba Newton meditando bajo el árbol de la Ciencia y cayó sobre su privilegiada cabeza una manzana podrida, que le dejó la sesera derretida como en aquella divertida escena de don Quijote colocándose el yelmo con los quesos espachurrados. Fue entonces cuando Newton comprendió la solución al problema: había que apartar las manzanas podres. Gracias a Newton sabemos cómo limpiar la política, la actividad más digna a la que pueda dedicarse una persona, el servicio a los demás.
En España se ha dado la cifra de 445.568 políticos y hasta el académico Reverte la tuiteó sin remilgos. No es preciso exagerar: hay 68.230 concejales (el 80% en ayuntamientos pequeños, no cobran), 2550 diputados autonómicos, 2720 consejeros y otros cargos regionales, 616 diputados y senadores, y supongamos que 80.000 asesores y carguetes [Ferrán Martinez ha hecho el cálculo detallado]. En total, unas 160.000 personas que se dedican a la política como actividad principal, para algunos vitalicia. Si el lector prefiere 450.000, afecta poco al argumento de Newton.
La wiki15M.ccda la cifra y la lista de trescientos políticos imputados en España (0,2% de 160.000, en el rango más bajo, y no llega al 0,1% de 450.000). Esas son las manzanas podridas: trescientas manzanas malolientes sobre nuestras cabezas, infectando el ambiente al socaire de una mal entendida presunción de inocencia. Se quiere confundir un derecho constitucional con una obligación ética: dimitir para no perjudicar a ese bien común, que se dice servir. Es preferible una dimisión injusta que mantenerse en el cargo y arrastrar el nombre de tu pueblo o ayuntamiento por el barro. Sócrates, acusado injustamente, marcó el camino, pero esos trescientos políticos podridos no saben quién fue Sócrates.
No estamos hablando de dimisiones frívolas o gratuitas: en esos trescientos imputados hay sumarios muy graves con cientos de tomos, pruebas, informes de la policía, regalos, cuentas secretas, acusaciones contundentes de fiscales y jueces que a priori merecen más credibilidad que el político pillado in fraganti. La imputación judicial es la línea roja que ningún cargo público debe traspasar, y si alguno fuere imputado sin fundamento, la sociedad actúa con un prodigioso sentido común. Nadie duda hoy del sacrificio de Demetrio Madrid, que dimitió ejemplarmente, pero todos, asqueados por tanta certeza, dudamos de esas manzanas putrefactas.
La lentitud de la Justicia no puede ser escudo protector de esos trescientos ladrones de guante blanco. Si mañana eliminásemos de la vida pública la pesadilla de las manzanas podridas, quedarían 159.700 políticos presuntamente sanos, alcaldes laboriosos, concejalas honradas, diputados responsables, gente normal.
El único modo de regenerar la vida pública es apartar a los ladrones en vez de arroparlos. Esta Casa Real que soportamos (cosa distinta de la monarquía, por cierto) y los partidos que han tocado poder, en especial PP y PSOE, son quienes protegen a sus Urdangarín, Camps, Matas, Munar, Bárcenas, Guerrero, Trujillo, Torrijos, Oriol, Granados, Conde Roa, Currás, Orozco y así hasta trescientos. Tanta culpa tiene el que mata como el que sujeta la pata.
Como ley universal de la gravedad, el razonamiento de Newton es aplicable a la banca, al fútbol, a los registradores y, por supuesto, al periodismo. Para que no sean todos los que están, hay que quitar a todos los que son.
@ValentinCarrera
Imagen: Blog Yalosabe
wiki.15M:Lista de políticos imputados
Diario.es: ¿Cuántos politicos hay en España?
Tercera Información: 445.568 políticos
El síndrome de Alí Babá