España es un inmenso plano-secuencia con guión de Rafael Azcona y Luis Berlanga. Tras La escopeta nacional, Patrimonio nacional y Todos a la cárcel, estamos asistiendo al rodaje televisado en vivo y en directo de El testaferro nacional.
Confieso mi incapacidad para seguir el ritmo de los acontecimientos: intento seguir el terremoto Bárcenas minuto a minuto por el hilo de Barbieri en La Vanguardia, pero 160 tuis por minuto me colapsan el timeline de Twitter diciendo una cosa y la contraria. Antes de acabar este artículo, Bárcenas habrá cambiado su declaración tres veces y antes de que el lector lo visite, otras tres.
El esperpento se multiplica en el callejón del gato; no sé si reír o llorar. La serie “histórica” Hispania: la que se avecina retrata nuestra sociedad mejor que la almibarada Cuéntame o cualquier documental de La 2. En el último capítulo, las malas noticias son recibidas con desdén en palacio. Salomé Cospedal pide la cabeza del mensajero en bandeja de plata. Desde el Capitolio, el último senador honrado dice: “Pío” y se estremecen las columnas del templo.
El hombre del tiempo anuncia lluvia de querellas por la zona de plaza de Castilla y por la calle Prim: “Arrecia el ciclón Bárcenas: el Instituto Nacional de Mierdología ha decretado alerta roja en toda la península”. Esta vez la crecida del Ebro se ha salido de madre: hasta el señor Embajador se ha puesto muy serio.
En camerinos, la maquilladora da los últimos retoques a La Cuqui. ¡Que parezca muy demacrada!, dice la estilista. ¡Que no empiece a hablar hasta que salga el desmentido de Bárcenas!, grita el regidor. ¡Que no se salga del guión!, añade Arenas, el apuntador.
En su pescadería de bogavantes podridos, Mariano Recio, el marisco de Sanxenxo al mejor precio, sube el IVA y confisca felpudos a los vecinos. Pero la comunidad vota y vota a su presidente, un homófobo que no soporta tener un hijo gay y explota al inmigrante Parrales. Su delfín hasta el fin es Enrique Rubalcaba Pastor, concejal de Deportes y Tiempo Libre, frustrado legendario, el incorruptible que enchufa por amor a su amante Amy Estela Reynolds: “En la Fundación IDEAS, Fernando Esteso me chupó un pezón”.
¡España, qué corrala, qué comunidad de vecinos mal avenida! ¡Qué sopor, qué hastío, qué hartazgo! Apago el televisor, cierro la web, desconecto el Twitter, me fumo un peta, quiero evadirme, ser Coque, vivir pobremente en mi caravana, sin sueldo, feliz y desahuciado. Temo que, si vuelvo a abrir el mail o conecto la radio, hayan aparecido nuevas cuentas en Suiza o en Singapur, o una corbata pagada por Correa.
En el Diccionario de la RAE, alguien ha arrancado la hoja 499-500, donde debieran venir las palabras “dignidad” y “dimisión”. Menos mal que nos queda Su Majestad El Rey.
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