HEMEROTECA VIVA
La cartera me ha debajo en el buzón el nº 1.649 de Bierzo 7, editado en Ponferrada el 2 de junio de 2016. El último: una despedida ejemplar, sin hacer ruido, escribiendo las 32 páginas con profesionalidad hasta el final.
Este ejemplar no irá al reciclaje, como los anteriores, después de leerlo de cabo a rabo. Este lo guardo en mi hemeroteca personal, en el cajoncito «Latidos de la comarca».
Gracias una vez más a Mar Iglesias, César, Elisabet Alba Rodríguez, Toño Jimenez y a todo el equipo.
[Post data: Quizás deberíamos hacer con urgencia un encuentro o debate sobre el periodismo berciano: hay demasiadas preguntas sin respuesta, demasiados constructores panameños y demasiada colusión entre periodismo-política-administraciones públicas y cemento].
* Bierzo 7 ha recogido con dignidad y profesionalidad el testigo de todas las publicaciones anteriores
* Bierzo 7 ha sabido digitalizarse y estar en las redes sociales, y constituye el cordón umbilical que une a la diáspora berciana
Leo de vez en cuando un librito clásico, de quien fue profesor muy querido de todos nosotros –la generación de la Transición-, sembrador de caminos y poeta luminoso, José Antonio Carro Celada. El libro, breve cuanto clásico, es la Historia de la prensa leonesa, y contiene un capítulo sobre los cien años de la prensa berciana, cuya historia comienza en 1883 con la aparición en Villafranca de El Progreso Berciano, y poco después La Alondra, dirigida por el poeta José Bálgoma. Eran tiempos de títulos rimbombantes: El Amigo del Pueblo, La Voz del Bierzo, El Clamor del Bierzo, El Templario. Periodismo de trinchera, republicano y librepensador contra clerical, con firmas que hoy son calles: Isidro Rueda, Pérez Colino, Gómez Núñez.
Carro Celada sitúa en julio de 1924 el nacimiento “de El Templario, la publicación de más larga vida que ha tenido Ponferrada”, que llegó a alcanzar en su apogeo los cuatro mil ejemplares de tirada, un exceso en la modesta villa de los años veinte. El Templario duró hasta 1932: la muerte de su fundador, Martín-Mateos, y el advenimiento de la República complicaron las cosas; pero nos interesa el dato de esa década mal contada como “larga vida…”
Entonces y ahora estamos, en efecto, enseñados a contar la vida de los periódicos y seminarios más por años y aún por meses que por décadas. Periódicos hubo en toda España y en El Bierzo que duraron poco más que un santiamén y menos que un responso. Heraldo del Bierzo y La Juventud Berciana (ambos de 1910) cumplieron apenas dos añitos. La Voz Berciana “falleció a los seis meses de edad después de recibir mil desprecios y mil disgustos”, y Carro Celada nos obsequia con la esquela publicada el 21 de septiembre de 1913 en El Faro Astorgano.
Periodismo ponferradino en la posguerra
Pasquines, hojas parroquiales, muertes prematuras… da para escribir una historia borgiana del periodismo efímero y de la imprenta evanescente. Algo más duradera fue la revista Promesa, nacida al calor del Frente de Juventudes en 1944, de la que llegaron a publicarse 694 números en doce años y que contó con las firmas más destacadas del periodismo nacionalcatólico local: Manuel Suárez Gutiérrez, Pedro Matachana, Quintana Prieto. Llegó a tener casi mil suscriptores y su colección retrata la década más gris de Ponferrada durante la posguerra (es decir, el relato del bando nacional; el otro había sido liquidado).
A comienzos de los años 50, una nueva generación de estudiantes del Instituto Gil y Carrasco lo intentó de nuevo con el quincenal Bergidum, que alcanzó 33 números. Malos tiempos para la lírica. Hubo que esperar a los años 60, hasta la llegada de un hito en el periodismo berciano, Aquiana, nacida en enero de 1964: “A cuerpo limpio –escribe Carro Celada- sin otro aval que la vocación periodística de Ignacio Fidalgo Piensos, con imprenta prestada, pero con ganas de arremeter y poner cosas en claro o por lo menos revolver el cotarro”.
Aquiana forma parte ya de mi memoria personal, pues fue en el semanario de Fidalgo donde publiqué mi primer artículo en 1971, experiencia que comparto con compañeros de generación como Juan Carlos Mestre, César Gavela, Mascaret, Gregorio Esteban, González Guerrero, Castelo, María Jesús Tilve y muchos más. Hace tiempo que he pedido en público un homenaje y reconocimiento a Ignacio Fidalgo: el periodismo y las letras bercianas le debemos mucho, pero este país nuestro es ingrato con los suyos y pródigo con los forasteros. Vuelvo a pedir hoy a la ciudad de Ponferrada, a su ayuntamiento e instituciones culturales, de las que fue colaborador activo, que rescaten la memoria de Fidalgo.
Aquiana falleció de muerte natural en septiembre de 2000, a punto de cumplir los treinta años, dejando una colección irrepetible que, como casi todos los citados, puede consultarse en la Biblioteca Municipal de Ponferrada. Aquiana, que casi tuvo el monopolio del periodismo berciano semanal durante veinte años, había perdido el ritmo de la modernidad. La ciudad de Ponferrada también había cambiado demasiado, desde 1971, y desde luego, el periodismo evolucionó inquieto y deslenguado hacia el color y el offset de los ochenta, la era dorada de las imprentas couché.
Nueva generación de periodistas
Una nueva generación de periodistas pedía paso (los que hicimos pinitos en Aquiana, nos acercábamos a los 40; por medio hubo un precioso intento con La Comarca, dirigida por Varela) y en octubre de 1984 nació Bierzo 7, que acaba de cumplir treinta añitos y es, por tanto, el proyecto periodístico más sólido y duradero hasta la fecha, el semanario decano de la prensa ponferradina y berciana. A la vista de lo que acabo de contarles, alcanzar los treinta años, compareciendo ante sus lectores durante 1.584 semanas, es un mérito extraordinario por el que todo el equipo de Bierzo 7 merece nuestra más sincera enhorabuena.
Con una tirada actual de 12.000 ejemplares, Bierzo 7 ha recogido con dignidad y profesionalidad el testigo de todas las publicaciones anteriores, ha sabido digitalizarse y estar en las redes sociales, y constituye el cordón umbilical que nos sigue uniendo con el pueblín, con la matria, a miles de bercianos en la diáspora, como un paisano amigo que se cuela cada lunes por la rendija del buzón y se sienta a la mesa a comer con nosotros una taza de caldo y compartir las nuevas de la feria de san Marcos.
Desde hace años tengo el orgullo de formar parte de la familia de Bierzo 7, donde han acogido con generosidad mi sección dedicada a las Letras Bercianas, que hoy, es justicia, debía dedicar a esta casa para felicitar a Bierzo 7 y desearle otros treinta años venturosos de periodismo berciano.