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Si la memoria no me engaña, el primero que me habló de un tren minero turístico en El Bierzo fue el guerrillero castrista Laudino García, alcalde de Igüeña, durante El Viaje del Vierzo a caballo, en 1988, hace exactamente treinta años. Imaginé entonces El Bierzo convertido en un Gran Parque Disney, Carbonilandia: “El último tren de vapor de Europa, con vagones de colores y una locomotora de Filadelfia, bajaría dando silbidos desde los pozos de Villablino, cruzando las gargantas del Sil en Palacios, Corbón y Matarrosa, hasta la cumbre negra de Carbonilandia. En este carrilet viajarían encantados todos los domingos cientos de papás y mamás con sus niños, vestidos de mineros, fogoneros y maquinistas de mentirijillas, con monos de azulete y cascos con linterna”.

“Imaginamos el emporio turístico de Carbonilandia trayendo la prosperidad a los bolsillos de los ponferradinos: en los bares y restaurantes de la Montaña se venderían postales con vistas panorámicas y nocturnas del gran monumento, Taj Mahal de escoria hullera. Y algún ingenioso vendería trozos de carbón, a precio de oro, en cajitas envueltas en celofán: Auténtico carbón del Vierzo. Época terciaria. Cosecha de 1930. Tipo: antracita. 30 gramos”.

En 1988 aún no había estallado la crisis de la minería (en El Bierzo se extraía un millón y medio de toneladas de antracita, más de la mitad de toda la producción española), pero Carbonilandia anticipaba literariamente una alternativa a la mina. Nada original, puesto que entonces ya había trenes turísticos y zonas mineras reconvertidas en muchos lugares de Europa. Pero El Bierzo, como siempre, llegó tarde a este asunto.

En vez de emprendedores con imaginación, como Walt Disney, tuvimos al mando, una elección tras otra, a los políticos más mediocres y mentirosos. En la Santa Constitución falta una cláusula que exija a los candidatos firmar ante notario sus promesas y responder de su cumplimiento con su patrimonio personal: verías qué pronto se acababa la tontería.

Estos cracs de la política llevan tres decenios mintiendo con la milonga de salvar la minería, han malgastado millones de euros de fondos europeos en no se sabe qué (no quieren que se investigue…), pero no han sido capaces de construir una industria alternativa, un modelo de desarrollo sostenible que garantice el futuro del Bierzo y Laciana. En resumen, hemos perdido treinta años, el paro y los costes sociales son mayores que nunca, y nuestros valles se desangran. La  minería del carbón pertenece a los siglos XIX y XX, y pronto Europa cerrará lo poco que queda, nos guste o no. No engañen a los mineros, o respondan de sus promesas y cada vez que se pierda otro puesto de trabajo en la mina, páguenlo de su bolsillo.

No sé qué pensarán de tantas promesas incumplidas los socios beneméritos de la Asociación Berciana de Amigos del Ferrocarril, creada en 1994: puedo imaginar su dolor y tristeza al ver cómo lo que entonces era un patrimonio valioso (vías, locomotoras, estaciones, apeaderos), hoy es una ruina, una cochambre y un saqueo. Lo que en 1994 parecía una buena idea, el tren turístico Ponferrada-Villablino, hoy es un proyecto inviable. No es rentable y no hay presupuesto que lo pague.

LEER ARTÍCULO COMPLETO EN LA NUEVA CRÓNICA 


 

PARA SABER MÁS:

Asociación Vía de la Antracita
Asociación Berciana de Amigos del Ferrocarril
Tren Ponfeblino, ahora o  nunca (Diario de León, 9/4/2006)
Vías Verdes

GALERÍA. Estado actual de abandono y deterioro de la vía Ponferrada-Villablino: