―Les recomiendo leer en El Temps “Lleó contra Castella”, León contra Castilla.
―¿Quién manda en el País Lleonés? ¿El Mañuecos star system, ganador de seis Premios Oscar por Parásitos?
[…] El leonesismo, como el teruelismo o el bercianismo, hunden sus legítimas raíces en el agravio histórico, en el insulto económico, en la burla administrativa, en el desahucio de competencias, en el atraco.
«Castyga a León» ni es una autonomía ni rabo de gaita; y la identidad castellanoleonesa es tan consistente como la identidad castellanocántabra, galaicoastur o hispanolusa. Artificios que tras cuarenta años de postureo no han cuajado: no hay un solo paisano en Soria o en La Bañeza que se considere castellanoleonés. Si tienen dudas, hagan un referéndum.
Si a este castillo de naipes autonómico, le añades un historial de agravios y abandonos, el asunto tiene mala pinta: pregunten a los 100.000 habitantes que ha perdido León en las últimas décadas.
En fin, de tanto mirar a Catalunya, hemos pillado una tortícolis mediterránea que nos impide ver cómo el suelo constitucional se derrumba bajo nuestros pies en Teruel, en Andalucía, en León y en El Bierzo.
No hemos sabido escribir esta página del libro de la Historia ―que el Reyno de León viene escribiendo con sus Fueros desde 1017―, así que, borrón y cuenta nueva: mejor si empezamos a escribir de nuevo una historia de convivencia pacífica sin los juegos malabares de Martín Villa, sin la metrópoli colonial de Valladolid y sin parásitos.
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